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lunes, 12 de octubre de 2009

EL FANTASMA DE LA CARRETERA

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NUESTRO INSÓLITO UNIVERSO 

Esto sucedió hace poco y parece arrancado de las páginas de cualquier 
historia de Alfred Hitchcock. 

El lugar: Carretera vieja  Upata - Puerto  Ordaz.

Un hombre estaba parado a la orilla de la carretera en medio de una oscura y tenebrosa noche pidiendo un  aventón, a la vez que caía una terrible tormenta. Pasó un tiempo pero nadie se paraba. La tormenta era tan fuerte que apenas si se alcanzaba a ver a unos 3 metros de distancia. 
De pronto observa como un extraño carro se acercaba lentamente y al final se detuvo. El señor, por lo precaria de su situación sin dudarlo y rápidamente, se subió al carro y cerró la puerta. Volteó y se dio cuenta con asombro y horror de que nadie iba manejando el carro. 

El carro arrancó suavemente. El tipo miró hacia la carretera y vio con terror que adelante había una curva. Asustado, comenzó a rezar e implorar por su salvación, al advertir su trágico destino. El tipo no había terminado de salir de su espanto, cuando justo antes de llegar a la curva, entró una mano tenebrosa por la ventana del chofer y movió el volante lentamente pero con firmeza. 

Paralizado del terror y sin aliento, cerró sus ojos, se aferró con todas sus fuerzas al asiento, e inmóvil e impotente vio como sucedía lo mismo en cada curva del tenebroso y horrible camino, mientras la tormenta aumentaba su fuerza. El tipo, sacando fuerzas de donde ya no quedaban, se bajó del carro y se fue corriendo hasta el pueblo más cercano. 

Deambulando y todo empapado, se dirigió a una cantina que se percibía a lo lejos. Entró y pidió un ron doble, temblando aún, empezó a contarle a todos la horrible experiencia que acababa de vivir. Se hizo un silencio ante el asombro de todos los presentes.

El miedo y la zozobra asomaron por todos los rincones del lugar. 

Al rato llegaron dos negros todos mojados y jadeantes, quienes se quedaron observando a los presentes y, al notar la presencia del hombre 
del cuento, uno de los recién llegados se dirigió al otro y dijo: 

''Mila Juan, allá etá el desgraciao que se subió al calo cuando lo veníamo empuando".